Comparto, entonces, otros cuestionamientos: ¿Puede la ciencia sostenerse en el imaginario colectivo como un discurso irrevocable? ¿No deberíamos repensar seriamente el alcance de la ciencia, sus límites, las consecuencias éticas y el desmedido intervencionismo en la vida humana? Más aún: ¿No podría ser ésta una oportunidad para reflexionar acerca de nuestra cultura y el agotamiento de un modelo económico y cultural que parece derrumbarse globalmente?